En el mercado australiano, la coexistencia de múltiples canales de compra ha vuelto el recorrido del consumidor más impredecible que nunca. Las fronteras entre las experiencias digitales y los canales tradicionales se desdibujan, y cada vez más compradores combinan interacciones online y presenciales antes de tomar una decisión. En este entorno en constante evolución, la experiencia de compra se ha vuelto verdaderamente omnicanal.
El auge de plataformas como Shein y Temu ejemplifica claramente esta transformación. Con modelos de negocio centrados en precios bajos y una logística ágil desde Asia, estas tiendas virtuales han cambiado los hábitos de consumo y aumentado la presión sobre los minoristas tradicionales. Su impacto se refleja en la difícil situación financiera de compañías australianas consolidadas del sector textil y del calzado, como Mosaic Brands, Ally Fashion o Wittner, que han iniciado procesos de reestructuración o administración concursal ante un mercado cada vez más competitivo.
No obstante, a pesar del auge de la compra online y la popularidad de plataformas digitales, en Australia el 88 % de las ventas minoristas todavía se concretan en tiendas físicas. Esto demuestra que, aunque el entorno digital gana protagonismo, el canal presencial continúa siendo fundamental tanto en la experiencia del consumidor como en la finalización de la compra. Sin embargo, la mayoría de estas ventas no ocurren de forma aislada del entorno digital: solo un 12 % de las compras en tienda no tuvo ningún tipo de influencia online.
De hecho, un 52 % de las compras realizadas en Australia tiene un componente omnicanal, es decir, combinan interacciones digitales y físicas a lo largo del proceso, desde la búsqueda inicial hasta la decisión final.
Así pues, los canales digitales no solo acompañan el proceso de compra: lo potencian. En fases como el descubrimiento y la consideración, los consumidores encuentran en internet una experiencia más rápida y accesible que en los entornos físicos. De hecho, un 71 % de los australianos afirma que es más fácil conocer nuevas marcas en línea que fuera de ella. Plataformas como Google y YouTube, incluso las páginas web de los vendedores, se han consolidado como espacios donde los consumidores investigan, comparan y toman decisiones informadas.
Otra forma en que el entorno digital también puede impulsar las ventas en el canal físico son acciones como buscar disponibilidad de productos en tienda o el “click and collect”. Estas alternativas no solo mejoran la experiencia de usuario, sino que suelen aumentar el gasto total del consumidor.
En este contexto de creciente interdependencia entre canales, adoptar una estrategia omnicanal no es una elección, sino una condición necesaria para competir en el mercado australiano. No se trata solo de decidir dónde vender, sino de integrar datos de los entornos físico y digital para optimizar decisiones estratégicas. Asegurar la coherencia y accesibilidad de la información del producto en todos los canales es clave para mejorar la experiencia del consumidor.
- Hoy, fortalecer el canal físico empieza por invertir en lo digital.
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