El comercio social integra la compra en la experiencia de los usuarios en redes sociales, eliminando la barrera de tener que abandonar una aplicación para hacer un pedido, y ofreciendo conexiones más creíbles a través de creadores de contenido. El social commerce redefine no solo cómo compramos, sino cómo construimos relaciones con las marcas en la era digital.
Los inicios y el auge del comercio social
Aunque las principales redes sociales que utilizamos hoy en día se popularizaron a principios del 2010, no fue hasta 2019 cuando Instagram introdujo, inicialmente en Estados Unidos, la función de etiquetado de productos. Esto permite a las marcas mostrar sus catálogos directamente en publicaciones e historias. A su vez, se habilitó Instagram Checkout, que marcó el inicio formal del social commerce moderno, aunque sus funcionalidades aún no están operativas en Canadá. Facebook siguió esta tendencia con Facebook Shops en 2020, y TikTok revolucionó el concepto con TikTok Shop, inicialmente en Asia y, posteriormente, expandiéndose a otras regiones.
En Canadá, esta evolución tuvo lugar de manera gradual. Las marcas comenzaron utilizando las redes sociales principalmente para marketing, pero entre 2022 y 2023, empezaron a integrar funcionalidades de compra directa. Según datos de ResearchAndMarkets (2025), el mercado canadiense de comercio en redes sociales experimentó su primera gran expansión entre 2021 y 2024, con una tasa de crecimiento compuesto anual del 14,4%. A su vez, se prevé que durante este año el comercio social en Canadá crezca un 11,7% anual, lo que supondría un valor de 8.470 millones USD. A nivel global, se estima que el mercado alcance los 14.120 millones USD en 2030.
De acuerdo con el estudio sobre Inteligencia del mercado de comercio social de Canadá 2025-2030, el 40% de las compras que se realizan a través de social commerce pertenecen a las categorías de ropa, belleza, cuidado personal, y productos electrónicos. Este hecho coincide con el auge de términos y estéticas como clean girl o pilates-matcha girl, en los que el autocuidado se convierte en un denominador social y los vídeos de rutinas de cuidado de la piel en 20 pasos aparecen en todas las redes.
Redes sociales y el poder de los pequeños influencers.
El uso de redes sociales en Canadá está profundamente extendido. Según los datos de International Trade Administration, existen 31.7 millones de usuarios canadienses activos entre todas las plataformas, lo que supone que aproximadamente el 79,4% de la población se mantiene activa en redes sociales. Facebook lidera el número de usuarios activos, con 23.9 millones de usuarios canadienses. Además, de Facebook Shop, Facebook Marketplace es una de las principales plataformas de venta de artículos de segunda mano en el país.
En segundo lugar, se mantiene Instagram con 19.8 millones, lo cual supone cerca del 50% de la población nacional. Por último, le sigue TikTok, con un total de 12.9 millones de usuarios y un crecimiento anual en registros del 6.8%, que lanzó TikTok Shop en Canadá en mayo de este año.
Aunque Facebook es la red social con más usuarios registrados, para el comercio social son más relevantes Instagram y TikTok, porque en estas los creadores de contenido y las marcas suben la mayoría de sus publicaciones. En 2025, estudios como el de Stack Influence demuestran el poder transformador de los microinfluencers, es decir, creadores de contenido con entre 10.000 y 100.000 seguidores, quienes pueden generar un 60% más de interacciones con su público en Instagram que creadores de contenido más grandes. Además, los microinfluencers logran que la tasa de conversión sea un 20% más alta que la de estos otros creadores, es decir, convierten a más seguidores en clientes efectivos de las marcas que ellos recomiendan. Este hecho también impacta a los consumidores canadienses, que en un informe de IZEA revela que el 67% de las personas entre 18 y 29 años han comprado productos después de ver una demostración de un influencer.
Este efecto sucede porque los microinfluencers generan más confianza y unos vínculos más fuertes con los consumidores por su autenticidad, logrando difuminar la promoción como una recomendación que se ajusta a los valores de la comunidad que han creado. El 54,4% de los usuarios canadienses de redes sociales afirmaron que la autenticidad es el factor principal para aumentar su confianza en las recomendaciones de influencers.
Por último, además de estos microinfluencers, el futuro de la promoción en redes sociales puede pasar también por los influencers virtuales. Las empresas podrán construir un avatar que personifique los valores de marca, como ya han hecho compañías de productos de lujo como Prada y Balmain. Se estima que el valor de mercado en 2030 de los influencers generados con inteligencia artificial será de 15.000 millones USD. Sin embargo, en la era de lo genuino, los creadores de contenido virtuales puede que sean una tendencia destinada a la siguiente corriente de influencers.
Fuentes:
International Trade Administration