El comercio electrónico en Italia ha experimentado un crecimiento significativo que se ha mantenido incluso más allá del período de la pandemia. En el año 2022, en torno a 38 millones de italianos se conectaban mensualmente a diversas plataformas de comercio electrónico. Este fenómeno reflejó un cambio en los hábitos de compra de los consumidores, con un 47% de los usuarios de entre 16 y 64 años que prefieren hacer uso de sus dispositivos móviles en lugar de otros dispositivos como ordenadores portátiles o tablets.
A pesar de la reapertura de tiendas físicas tras el fin de la pandemia y la vuelta a la normalidad, las cifras del comercio electrónico continúan en ascenso, impulsadas por el amplio margen de crecimiento que ofrece el mercado italiano. Según el informe de la Asociación Cassaleggio, solo el 2,26% del Producto Interno Bruto (PIB) italiano se destinó a la compra de bienes de consumo en línea en 2022.
En 2022, el comercio electrónico italiano creció un 18,58%, alcanzando los 76 millones de euros. Sin embargo, esta tendencia creciente se vio reducida en el año 2023. El comercio electrónico italiano todavía se encuentra en auge, aunque crece a un ritmo menor que en años anteriores.
Según Marketing4Ecommerce, Italia ofrece una perspectiva de futuro muy optimista, posicionándose como uno de los mercados con más posibilidades ya que el comercio electrónico en el país aún no ha alcanzado su máximo potencial. Este panorama económico evidencia la solidez y la continuación del crecimiento del comercio electrónico en Italia. La pandemia ha marcado un punto de inflexión para muchos consumidores que han adoptado esta manera de realizar sus compras, desde la comodidad de su hogar. Las empresas están respondiendo a esta demanda con una mayor presencia en línea, plataformas más accesibles para el consumidor y una oferta de servicios y productos más amplia. Este cambio en el comportamiento del consumidor podría tener implicaciones a largo plazo en la economía y en el mercado minorista tradicional, subrayando la importancia de adaptarse a las nuevas tendencias y tecnologías para mantener la competitividad en el sector del comercio.