Las autoridades advierten que el fenómeno está generando un colapso logístico y fiscal sin precedentes, y reclaman cambios urgentes en las reglas del comercio electrónico internacional.
Según datos oficiales, en 2024 llegaron a Finlandia 28,2 millones de paquetes procedentes de países de fuera de la Unión Europea, una cifra que contrasta con los 850.000 registrados tan solo dos años antes, en 2022. La previsión de la Aduana finlandesa para este año apunta a que más de 50 millones de envíos cruzarán las fronteras finlandesas, lo que supone un incremento sesenta veces superior al de principios de la década.
El fenómeno no se limita a Finlandia. En toda la Unión Europea, la llegada masiva de paquetes de e-commerce está tensionando los sistemas aduaneros y fiscales. Solo en 2024, se estima que 4.600 millones de paquetes procedentes de países extracomunitarios ingresaron al bloque, y 1.100 millones de ellos tuvieron como destino los Países Bajos, uno de los principales puntos de entrada de las mercancías enviadas desde Asia. Los expertos coinciden en que el flujo no muestra señales de desaceleración.
Para las autoridades aduaneras, el reto es monumental. Cada paquete debe procesarse individualmente, lo que multiplica el trabajo de los funcionarios y ralentiza los controles de seguridad y fiscales.
El sistema actual no es sostenible, advirtió Sami Rakshit, director de la Aduana finlandesa, en declaraciones al medio nacional Yle. Rakshit propone dar un paso atrás hacia un modelo más tradicional de importación, donde las mercancías se agrupen en grandes envíos destinados a almacenes aduaneros, y no se envíen millones de paquetes individuales directamente a los consumidores.
Además del problema logístico, el auge del comercio electrónico transfronterizo está generando pérdidas fiscales significativas. Las inspecciones aduaneras han detectado que algunas plataformas chinas no están transfiriendo correctamente el IVA (impuesto sobre el valor añadido) a las autoridades europeas. Aunque los consumidores pagan el impuesto completo al realizar la compra, el dinero no siempre llega a la UE. Actualmente, el cumplimiento de estas obligaciones depende en gran medida de la buena fe de las empresas minoristas, una situación que preocupa a las autoridades.
El debate sobre el impacto del e-commerce chino también ha llegado al plano político. La diputada del Partido Verde, Tiina Elo, calificó el volumen de productos enviados por Temu como “insostenible” y defendió la necesidad de limitar este tipo de comercio.
En paralelo, el Parlamento finlandés se prepara para debatir una iniciativa ciudadana respaldada por más de 50.000 firmas, que busca combatir la economía del “usar y tirar”. El texto propone prohibir la publicidad y la comercialización de productos de moda ultrarrápida y baja calidad, así como introducir medidas fiscales que desincentiven el consumo masivo de artículos baratos de corta vida útil.
Con el auge de Temu, Shein y otras plataformas chinas de e-commerce, Finlandia se ha convertido en un ejemplo de los desafíos que enfrenta Europa para equilibrar la comodidad del comercio online con la necesidad de control fiscal, seguridad y sostenibilidad ambiental. Lo que comenzó como una revolución del consumo digital ahora pone a prueba los límites de las infraestructuras aduaneras y las políticas comerciales del continente.
Fuente: https://yle.fi/a/74-20186849